martes, 21 de enero de 2014

Dejar de aprender, pensar, crear

Hoy no ha sido un día fácil. Partió bien:,los niños se levantaron, ordenaron, se vistieron, hicieron sus camas. Pero cuando salimos, todo fue un caos: reclamaron porque no querían ir a donde tenía que ir, chacotearon en el auto, infinitas veces tuve que pedirles que se sentaran. Cuando llegamos a nuestro destino, les pedí que se portaran bien, pero al final tuvimos que irnos. Gritos, retos, enojos. Yo enrabiada porque necesitaba conocer y conversar con una persona y no pude, habiendo perdido toda la mañana. Y al mismo tiempo que me enrabiaba, me sentía culpable por sentir eso por mis hij@s. Me vine todo el camino repitiéndome a mí misma: son niñ@s, no lo hacen para molestarme, no es un ataque personal a mí... Y es que cuando pasan estas cosas no puedo evitar pensar ¿por qué me hacen esto a MÍ? En fin, les pedí que me dejaran tranquila el resto de la tarde para poder pensar y que se me pasara el enojo, para no empeorar la situación.

Cuando me pasan estas cosas, cuando me siento así, me cuestiono si será bueno que pase tanto tiempo con mis hij@s. (Les recuerdo que lo que aquí escribo y planteo se basa en MI situación, no pretendo juzgar a nadie con las opciones que cada un@ ha tomado.) ¿Acaso no será mejor tener tiempo para mí y dejarlos con otra persona que los cuide? ¿No sería mejor estar con ellos para disfrutar y que otr@ se encargue de decirles que coman con la boca cerrada, ordenen, cuelguen sus parkas, se laven los dientes, etc? Quizás....Lamentablemente, al menos mis hij@s, no funcionan así. No se pueden programar para que todos se porten mal cuando no estoy y se porten bien cuando están conmigo. Y porque son tan ricos cuando se portan bien, es que trato de estar con ellos lo más posible.

¿Qué tiene que ver toda esta cháchara con educación? Ahora les explico. Como les dije al comienzo de este  blog, lo que Benjamín y yo queremos para nuestros hij@s es que sean felices. Para ello queremos ayudarlos entregándoles las herramientas, apoyo y oportunidades que necesitan. Pero, ¿cómo saber qué los hace felices? Sería muy simple si ellos pudieran decírnoslo, aunque lo más probable es que no lo puedan hacer en el futuro cercano. La solución que hemos encontrado hasta ahora es conocerl@s: conocer sus gustos, sus habilidades, sus miedos, lo que les cuesta y lo que l@s hace reír. Y para ello tengo que estar con ellos. Acabo de ver una charla TedTalk (http://www.youtube.com/watch?v=Uq-FOOQ1TpE) sobre un niño que podría catalogarse como genio matemático/físico. Él plantea que los grandes pensadores (Newton, Einstein, etc) no eran genios, sino personas que dejaron de aprender, se pusieron a pensar en las cosas que les interesaban y luego crearon a partir de lo que habían pensado.

Yo quiero ayudar a mis hij@s en ese camino, creando un ambiente favorable para ello. Y siento que para eso tengo que estar CON ell@s: observarl@s, escucharl@s, hablarles, y aprender de ell@s

     

Links recomendados

En esta entrada les dejo algunos links que pueden interesarles.

En primer lugar, las charlas de Sir Ken Robinson. El tipo no sólo es una eminencia en educación, sino que además es divertido (sobre todo para quienes entienden en inglés). Pueden buscarlo a través de www.ted.com por sus Ted Talks, o directamente en YouTube. Les dejo este link http://www.youtube.com/watch?v=zDZFcDGpL4U que viene con animación.

En este link es una Ted Talk de un niñito bacán http://www.youtube.com/watch?v=h11u3vtcpaY

También hay charlas en español. Esta es de un chileno que trabaja en Méjico http://www.youtube.com/watch?v=9E_BH00dkJk

Este es sobre "unschooling" http://www.youtube.com/watch?v=2T4mC53vuPs

Les iré aportando los links de aquellos videos que nos inspiran y sirven, y si Uds. tienen otros ¡¡¡compártalos con nosotros!!!

lunes, 20 de enero de 2014

Aprender a desaprender

Hace días que no escribo y hacía falta compartir con Uds. nuestros avances. No se hagan ilusiones, todavía no hacemos ningún gran descubrimiento, al menos no las niñitas. Pero yo estoy aprendiendo a “desaprender” ciertos hábitos y poner en práctica alguna de las cosas que he aprendido. Una de ellas es precisamente no transformar la educación en la casa en un “trabajo” sino en una forma de vida. Y para que la vida sea placentera, hay que disfrutarla. Por ello es que hemos ido de a poco acostumbrándonos a nuestro horario. Los paseos culturales han resultado fantásticos. Las niñitas los gozan, los esperan con ansias, y tienen la posibilidad de ver y conocer lugares, personas y cosas con más calma. Los sábados de actividad física con el papá también han sido un éxito. Primero recorrieron el cerro Philipi y el sábado pasado hicieron una excursión por el campo, donde escucharon los ruidos de la naturaleza, vieron un pájaro sin cabeza y se toparon con huesos de dinosaurio o de vaca.

En la casa las cosas me las he tomada con más lentitud. No es fácil tratar de hacer actividades con los 5 niñ@s en la casa, pero creo que de todas maneras ha habido avances. Por ejemplo, la semana pasada quisieron hacer aros. Compramos algunos materiales, llegaron a la casa y quisieron hacerlos al tiro. Les dije que primero pensaran cómo querían hacerlos, los diseñaran. Muy obedientes hicieron un dibujo, me lo mostraron y decidieron que ya estaban listas. Intentaron hacerlo con alambre, pero era muy duro para ellas y yo no podía ayudarlas en ese minuto. Les comenté que había hilos de bordar, que lo intentaran con eso a ver si resultaba. Bueno, me hicieron caso e hicieron TODOS los aros iguales, en una tarde. Para serles honestas, personalmente no creía que el modelo elegido fuera el mejor, pero no quise intervenir. Un par de días después les dije que probáramos otros modelos…pero ya no quedaban ganchitos. Les hice ver que habían sido muy atarantadas, que por apresurarse en hacer aros no se dieron el tiempo de explorar otras opciones. Al principio hubo un cierto enojo…pero conversamos sobre cómo hay que mirar siempre lo que otros han hecho para aprender de ahí. Así, decidimos ir a Puerto Varas a ver tipos de aros, sacarles fotos, para decidir qué modelos nos gustaría replicar. Mi logro personal fue el haber sido capaz de no juzgar sus aros, que ellas decidieran en conjunto hacer nuevos modelos de aros, y que una potencial pelea (al haberse enojado porque los aros no habían resultado) se hubiera transformado en una excusa para salir a pasear. Logré que lo que podría haber sido un fracaso se transformara en una oportunidad. Y lo logré manteniendo la calma y conversando con ellas. Espero mañana poder dedicarnos a hacer los aros.

También he intentado aprovechar cada actividad, cada pregunta, para que aprendan. Sé que esto puede parecer agotador, estar TODO el rato aprendiendo. Pero si uno las hace pensar, o las cuestiona, o les muestra relaciones para que ellas saquen sus conclusiones, para ellas no es una tarea, es conversación. Para uno puede resultar más cansador al principio, porque al menos yo debo recordarme con son niñas, que hay cosas que no puedo dar por sabidas, y que lo mejor es explicarles con cosas cotidianas. El otro día la Filipa me preguntó cuánto era un milímetro. Le dije que en un centímetro caben 10 milímetros, y que 1 centímetro era aproximadamente el ancho de mi dedo. Y me respondió: “ah, es como una uña cuando está un poco crecida”. ¡¡¡Me encantó su comparación!!!

Finalmente, lo que he aprendido estos días es que realmente funciona el confiar en ell@s y encomendarles tareas y responsabilidades. Desde que partió el 2014 los 3 mayores han estado encargad@s de hacer sus camas. La verdad son las 2 niñitas las que hacen sus camas y en equipo hacen la de Balti. Ya están expertas, y les quedan bastante bien. La semana pasada les dije que había que cambiar sábanas: sacar juegos limpios del clóset y echar las que estaban en uso en el canasto de la ropa sucia. Les di las instrucciones a la distancia, asumiendo que cuando subiera iba a estar todo desordenado. Pues no. En la noche cuando se fueron a acostar, estaban sus camas perfectamente hechas, las sábanas sucias en el canasto, el clóset de ropa blanca ordenado. Cada vez que me acuerdo se me hincha el pecho de orgullo. Porque no sólo se han hecho responsables de esta tarea sin reclamar, sino que sin que se los pida ayudan a su hermano. ¡Y todo porque fui contra mi instinto y les encomendé una tarea que hasta hace poco pensaba era demasiado para ell@s! Definitivamente estos días la que más ha aprendido (o desaprendido) he sido yo.

lunes, 13 de enero de 2014

Jardín, Colegio, Universidad, ¿y después qué?

Como les comenté cuando empecé este blog, soy nueva en este mundo. Tuve que pedir ayuda para saber dónde se hacía un blog, y la fomedad gráfica se debe a que no me manejo mucho en el tema. Pero hace unos minutos estaba revisando las distintas aplicaciones que tiene blogger y quedé pasmada: pude ver cuántas visitas ha tenido el blog (por día, por entrada), de qué países son, por qué buscador llegan y qué sistema operativo usan. ¿Se imaginan? Existe una aplicación para poner publicidad y que me paguen según, supongo, el número de visitas que tenga. Todo esto lo puedo hacer en pijama, desde mi casa, a cualquier hora del día.

Para aquellos que, como yo, nacieron a fines de los ´70, ¿alguna vez se imaginaron que podrían ganar plata "trabajando" desde su casa, haciendo algo que los entretiene y que disfrutan? El mundo ha cambiado, eso es tan obvio que suena hasta siútico decirlo. Podemos conectarnos con personas que no conocemos, que jamás hemos visto y que viven a miles de kilómetros de distancia. Podemos hacer negocios, salvar vidas, iniciar campañas (¿se acuerdan de KONI2012?), grabar un vídeo y hacernos famosos... Y todo esto ha ocurrido en apenas 3 décadas. Imagínense cómo será el mundo para cuando nuestr@s hij@s sean adultos.....

Cuando nos dimos cuenta con Benjamín de esta realidad, más nos convencimos que la decisión que estábamos tomando era la correcta. Y al ver y leer charlas y libros sobre el tema nos damos cuenta que no somos los únicos que pensamos así. ¿En qué minuto nuestras hijas iban a descubrir sus talentos, su vocación, lo que querían hacer en sus vidas, si pretendíamos mandarlas al colegio la mayor parte del día, 5 días a la semana, 10 meses al año durante 12-14 años? ¿Acaso era ése el camino para prepararlas para la vida?

Cuando hace algunos meses me hice estas preguntas, pensé sobre mi situación. Siempre fui buena alumna, me fue bien en la P.A.A. y estudié Derecho en la Pontificia Universidad Católica. Elegí una carrera que no me gustaba, pero que creí me serviría. Y aquí estoy ahora, viviendo la vida que he elegido, que me he armado, haciéndome cargo de cosas que a muchos le pueden parecer poco importantes pero que para mí son transcendentales: mi casa, mis hij@s, mi familia. Y créanme que en esta gran tarea me ha servido muy poco lo que "aprendí" durante mi vida escolar y universitaria. Mi profesión la tengo guardada en un cajón, por si algún día la necesito, pero espero no tener que usarla porque no me gusta. Y no es que no tenga anhelos o desafíos más allá de mi casa...sueño con cambiar el país y el mundo, y estoy segura que durante mi vida contribuiré a ello (o al menos lo intentaré). Pero cada día me doy más cuenta que para lograr estos sueños no necesitaba estudiar 5 años en la universidad, y que me habría servido mucho más viajar, conocer personas, trabajar en lo que me gustara aunque fuera gratis, adquirir experiencia.

No sabemos cómo va a ser el mundo en 10-15 ó 20 años más. Mucho menos podemos saber qué profesiones se necesitarán o qué trabajos serán apetecidos. Pero lo que está claro es que, precisamente por todo esto, los mejores preparados serán aquellos que sepan solucionar problemas, buscar ayuda, trabajar en equipo, relacionarse con otros, romper paradigmas, enfrentar desafíos, y disfrutar lo que hacen. Y por eso emprendimos esta aventura.... 

sábado, 11 de enero de 2014

Disclaimer

Desde que publiqué el link a este blog en mi Facebook, las visitas se han disparado....¡¡¡¡wuhu!!!! Y no sólo me han leído amigos, sino conocid@s que jamás me habría imaginado estarían interesad@s en leer sobre esta aventura familiar.

Esto me tiene muy contenta, por supuesto. Pero creo importante aclarar algunas cosas para evitar malos entendidos, ahora que soy una "bloggera reconocida", ¡jajajaja!

Lo primero es que no pretendo convencer a nadie de educar a sus hij@s en casa a través de este blog. Como lo señalé en la primera publicación, la idea del blog es compartir nuestra experiencia, registrarla, permitirme desahogarme cuando lo necesite. En ningún caso estoy evangelizando respecto al "homeschooling" ni al "unschooling" ni a ninguna otra idea, filosofía, creencia o religión. En segundo lugar, las cosas que aquí escribo, las sugerencias, comentarios y críticas son (y serán) en base a NUESTRA experiencia. Es decir, lo que nos resultó o no a nosotr@s. Por lo tanto, lo que a nosotr@s nos dé buen resultado no significa que le resultará de igual manera a otr@s, ni tampoco significa que lo que a nosotr@s no nos gustó o funcionó esté equivocado.

También es necesario aclarar que no soy ni masoquista, ni santa, ni loca. Decidimos emprender esta aventura porque creemos que puede ser lo mejor para nuestras hijas, porque afortunadamente tengo el tiempo para hacerlo, y sobre todo, porque sentíamos en la guata que era el momento adecuado. Personalmente me gusta estar con mis hij@s, con los 5. Quienes me conocen saben que siempre voy con ell@s a todas partes (sobre todo desde mediados de año) y eso para mí no es problema. Me caen bien mis hij@s y me entretengo con ell@s. Entiendo que puede haber mamás que no son como yo, y que les gusta tener espacios de soledad o sin hij@s. No las juzgo, no las critico, y tengo claro que eso NO significa que quieran menos a sus hij@s que lo que yo quiero a l@s mí@s. Simplemente tenemos gustos distintos. Ahora bien, el hecho de que me guste estar con mis hij@s en ningún caso significa que sea una santa. Yo también me enojo, pierdo la paciencia, y en ocasiones (prepárense...) también grito y reto. Me enrabio con l@s niñ@s, me enojo, colapso y termino llorando. Es como lo que ocurrió en Fukushima, pero en pocos minutos, y afortunadamente, con consecuencias menos dañiñas (o eso espero). Cuando la gente me pregunta ¿cómo lo haces con 5 niñ@s y sola? no me queda más que decir: haciéndolo. Tal como seguramente lo hacen Uds. con sus trabajos, con sus hij@s, con sus familias. Aunque me gustaría ser una mamá superpoderosa, no lo soy. Soy una mamá con defectos y virtudes pero que trato de ser mejor todos los días.

Por último, lo que aquí reseño son nuestras experiencias, y por lo tanto no es material científico de ninguna especie. Como aparece en mi perfil, soy abogada, no soy profesora, ni psicóloga ni experta en nada. De esta forma, cuando lean que "probé" o "comprobé" tal o cual cosa, deben entenderlo en sentido coloquial, no que hice un estudio prolongado de una hipótesis a través de un método científico.

No obstante lo anterior, trataré de ser prolija en la información que aquí entregaré. Por eso rectifico lo que escribí en la entrada anterior (de todos modos la editaré) y les cuento que la Kuki que hace los paseos culturales con las niñitas en Profesora y Licenciada en Historia, no Licenciada en Historia del Arte. Otro día les cuento por qué me traspapelé... ;) 





jueves, 9 de enero de 2014

Cómo pensamos hacerlo

Hay infinitas formas de educar en la casa, tantas como familias que lo hacen. En esta búsqueda por encontrar la forma que más nos acomodaba, conocimos familias que aplican distintas técnicas. Una de ellas, optó por la filosofía unschooling en todo sentido. Ellos tienen 1 solo hijo, de 7 años, y no tienen ninguna formalidad. La idea es que el niño aprenda jugando, viendo, experimentando; si no lee a los 7, lo hará a los 8 o a los 9, pero confían en que en algún minuto aprenderá. Tienen poca estructura (en el sentido de horarios, rutinas, etc), y aunque podría ser interesante esta visión, con 5 niñ@s era impracticable para nosotros. También conocimos una familia que inscribió a sus hij@s en un Homeschool gringo. Entonces el colegio les manda los libros y materiales y los niñ@s los trabajan en sus casas. Rinden exámenes a distancia en este colegio y obtienen los certificados como si estudiaran en Estados Unidos. Esta alternativa, aunque válida, no era lo que buscábamos. No sólo nos interesa que nuestras hijas aprendan en un lugar distinto al colegio, sino de una FORMA distinta. No queremos que las niñitas se pasen los días haciendo hojas y hojas de ejercicios de matemáticas, de inglés, de historia o de ciencias.

Nuestra opción es una mezcla de cosas que leímos y nos gustaron, tratando además que calzara con nuestra vida familiar, es decir, tener tiempo para la guagua, para los niños que irán al jardín (al menos este año) y para hacer las cosas de la casa. Así, armamos un horario que consiste en que lunes y viernes las niñitas pasan la mañana conmigo. La primera parte de la mañana veremos las materias más típicas (lectura, matemáticas, historia) pero no en formato clases, sino conversando, jugando, o haciendo las cosas de la casa. Esta parte será guiada por mí, pero prestando atención a lo que a ellas les interesa. La segunda parte de la mañana estará reservada para que trabajen en sus proyectos. Ellas elegirán un tema o proyecto a realizar y en equipo tendrán que investigar para ver cómo hacerlo y, obviamente, hacerlo. Aquí será más libre su trabajo, yo simplemente estaré para resolver dudas, ayudarlas a buscar información, mediar cuando haya conflictos, pero ellas deciden si trabajan o no en el proyecto, y cuándo creen que un proyecto está terminado y quieren empezar otro. La idea es que a través de estos proyectos las niñitas no sólo aprendan a tomar decisiones en equipo, conversando y proponiendo ideas, sino también que aprendan a investigar, y que a través de sus errores se den cuenta de qué funciona y qué no. Esto será lo más novedoso también para mí, ya que tendré que aprender a morderme la lengua para dejarlas experimentar, y aunque sepa que algo no está bien o no les va a resultar, dejarlas que se den cuentan ellas mismas (aunque se demoren más). Lo que vale aquí es el proceso, más que el producto final.

Los martes y jueves irán a talleres con un grupo de niños que hace educación en la casa a cargo de una profesora en Frutillar. La jornada será de 11 a 16 horas, y los talleres son de música, bailes folclóricos, pueblos originarios y manualidades. El horario, que puede parecer extraño, me acomoda bastante: les da a ellas tiempo en la mañana para que lean o trabajen en su proyecto, y a mí para ordenar un poco la casa. Además, esos días podré almorzar sola con Balti y Beni, y sobre todo si éste último duerme siesta, regalonear al Balti.

Los miércoles serán los días de los "paseos culturales" que experimentaron ayer por primera vez. Esos días saldrán de 9 a 13 horas con la Kuki (Profesor y Licenciada en Historia) a conocer lugares y personas de la zona. La gracia está además en que irán en bus, caminarán, experimentarán aquello que generalmente sólo ven desde el auto. Ayer, por ejemplo, fueron a Frutillar a conocer el Museo Colonial Alemán, anduvieron en micro y colectivo y caminaron "un millón". ¡¡¡Llegaron chochas!!! Llevaron su cámara de fotos, su libretita para anotar, el mapa y un billete cada una para comprar la colación...

Los sábados serán los días de actividades al aire libre con el papá. Benjamín tendrá que desempolvar sus conocimientos de deportista para salir a andar en bicicleta, trotar, caminar, hacer circuitos, nadar, o lo que sea que signifique estar fuera de la casa y hacer actividad física. Les servirá también para que conversen sobre lo que hicieron y aprendieron en la semana. Además, en esta actividad estará incluido Baltasar, para que pueda ir aprendiendo de lo que cuentan sus hermanas y él pueda también conversar tranquilo (a veces con los más chicos cerca, entre gritos y llantos, el pobre no se puede expresar). Cuando el tiempo y las circunstancias lo permitan, estas actividades serán familiares. Pero cuando no, las salidas de los 3 mayores con su papá me darán tiempo de estar con mis conchitos y hacer otras cosas.

Si bien este esquema está pensado desde marzo en adelante, iremos de a poco adaptándonos a este horario. Nuestra idea es que el aprendizaje de l@s niñ@s sea una forma de vivir en familia más que una actividad específica dentro de muchas, y lo que me encantaría sería que si nos resulta, con los años l@s niñ@s no notaran la diferencia entre "año escolar" y "vacaciones", sino que estén siempre aprendiendo y pasándolo bien. ¡¡¡Sería bacán que así fuera!!!

miércoles, 8 de enero de 2014

Primeros pasos

Ya tenemos todo listo para empezar esta aventura. Primero que todo, conversamos con las niñitas. Obviamente ellas ya sabían de este cambio, que aprenderían en la casa. Pero les hicimos una presentación (en PowerPoint y todo) para contarles cómo nos organizaríamos, las reglas que TODOS deberemos respetar, y principalmente, que supieran que esto lo hacemos porque las queremos y queremos que a través de la educación, ellas aprendan, aprendan a pensar, a aprender, a conocerse y así puedan, el día de mañana, hacer lo que les gusta y ser felices.

Además de conversar con las niñitas, hemos hecho cambios de infraestructura. Transformamos la pieza de servicio (que no usamos puesto que no tenemos ayuda doméstica) en un taller, un lugar que, como les hemos explicado a nuestras hijas, será de ellas. Ellas tendrán que mantenerlo ordenado, ellas lo cuidarán, etc. Pintamos una de las paredes con pintura de pizarrón para que puedan escribir, tienen donde colgar sus trabajos, tienen materiales (lápices, escriptos, plumones, pinturas, papeles, envases, conchitas, etc) y una mesa para trabajar. Y la verdad es que la producción ha sido fructífera: dibujos varios, collages, trabajos sobre mapuches y hasta un bolso de tela hecho por ellas mismas.

Sin duda que estamos recién partiendo, pero estoy contenta. Las niñitas adoran su taller, es su máxima entretención y a mí me ha servido para poner en práctica lo que he estado leyendo: dejarlas experimentar, hacer, descubrir sus gustos, intervenir cuando me lo piden. El trabajo de costura de sus bolsos fue una súper experiencia. Todo partió porque sobró un pedazo de tela y la Fili me pidió que le hiciera ropa a sus muñecas. Y yo le dije que por qué no la hacían ellas. Por supuesto aceptó el desafío, y muy segura dijo que ok, porque ella ya sabía. Pero ahí le dije que primero tenía que aprender a coser bien, así que mejor partiéramos con algo más simple. Y así cada una eligió un pedazo de tela, eligieron el tamaño, yo les mostré cómo se cosía y durante 2 días estuvieron dedicadas a eso. Y hoy salieron a su "paseo cultural" (en una próxima entrada les contaré de qué se trata) muy contentas y dichosas con sus bolsitos. Me siento muy orgullosa porque de verdad que cosieron harto y lo hicieron siempre con ganas y buena disposición. ¡¡¡Y se veían preciosas!!!

Así que hasta ahora todo bien. A ratos tengo mis peaks de stress, pero creo que en general, ellas y nosotros estamos felices. Y eso es lo que importa.  



jueves, 2 de enero de 2014

¿Por qué educación en la casa?

Quizás la primera preguntan que se harán es por qué decidimos sacar a las niñitas del colegio y enseñarles en la casa. La verdad es que ha sido un proceso de varios meses. Primero hubo ciertas cosas del colegio en el que estaban que no nos convencían, y más bien nos hacían ruido. El colegio es bueno (según los estándares tradicionales), las niñitas iban felices, nosotros nos sentíamos acogidos. Pero era una burbuja, y no queríamos eso para nuestras hijas, sobre todo para cuando fueran más grandes. Intentamos proponer cierta aperturas, pero al final la respuesta fue: "si nos les gusta, pueden irse y elegir otro colegio".

Luego nos cuestionamos el tipo de educación que se imparte en los colegios tradicionales, y entonces decidimos explorar la educación en la casa. Empezamos a ver charlas, a leer sobre "homeschooling", a contactar familias que lo practicaban....Y poco a poco nos fuimos convenciendo de que estábamos en el momento preciso para emprender esta aventura, tanto desde el punto de vista de la edad de las niñitas, como de nuestra vida familiar, profesional, etc.

En algunos momentos de este camino sentimos miedo, inseguridad, dudas, no porque creyéramos que la educación en la casa no era lo mejor, sino respecto de nuestras capacidades como padres para poder hacerlo. Pero afortunadamente, ese miedo ya pasó. Ahora estamos full motivadísimos y absolutamente compenetrados con la idea. Además, me acabo de leer dos libros en inglés que recomiendo 100%: "Teach your own" de John Holt, el padre de la filosofía de unschooling (por eso hablo de educación en la casa y no de homeschooling, pues la idea no es replicar en nuestra casa lo que ocurre en el colegio) y el otro es "Project-based Homeschooling. Mentoring Self-Directed Learners" de Lori Pickert.

Así que ya nos embarcamos en esta aventura, en la que estoy segura ¡¡aprenderemos en familia!!